La agricultura es un pilar de la economía de Ghana, especialmente en la región norte, desempeñando un papel crucial como fuente vital de sustento. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, este sector contribuye con un significativo 54% al Producto Interno Bruto (PIB) del país y emplea aproximadamente al 52% de la fuerza laboral de la nación, con las mujeres representando alrededor del 39%. En Ghana, las mujeres participan predominantemente en la agricultura, produciendo no solo para sus familias sino también para obtener ingresos, apoyándose a sí mismas y a sus familias vendiendo una parte de su producción agrícola.
En el pueblo de Amanga, ubicado en la región del Alto Este del país, la vida de más de 800 residentes gira en torno a la agricultura a pequeña escala. Esta comunidad prospera durante la temporada de lluvias, dependiendo de sus actividades agrícolas para subsistir. Sin embargo, las escenas idílicas se transforman en una lucha cuando cesan las lluvias, sumiendo a la comunidad en la incertidumbre durante la estación seca. Si bien este desafío afecta a toda la comunidad, su impacto más severo lo sufren las mujeres.
En tales circunstancias desafiantes, muchas de estas mujeres, especialmente las más jóvenes, optan por migrar a la capital del país, Accra, y otras áreas urbanas para participar en diversas actividades generadoras de ingresos, como el acarreo de mercancías. Desafortunadamente, en estas situaciones, estas mujeres abandonan a sus familias, incluidos sus hijos. Lamentablemente, la mayoría de ellas decide no regresar para cuidar a sus hijos, dejándolos enfrentarse al hambre, con muchos de ellos abandonando la escuela.
Las autoridades locales y los grupos de mujeres en esta comunidad han explorado diligentemente vías para diversificar las fuentes de sustento. Desafortunadamente, estos esfuerzos no arrojaron resultados significativos.
En respuesta a estos desafíos, la Fundación GMI Global Vision, una pequeña organización no gubernamental (ONG) con sede en Bolgatanga, se embarcó en una misión para elevar a las mujeres y las familias de Amanga. A pesar de las nobles intenciones, la organización se encontró con limitaciones financieras. La realización de su sueño, particularmente la implementación de un Proyecto de Tejido de Cestas, previsto para las mujeres, parecía casi imposible debido a los fondos necesarios que aún no se habían materializado.
La vida del proyecto dependía de movilizar una cantidad de sesenta y siete mil doscientos Cedis ghaneses (GHS 67,200 / $ 4600 dolares). No obstante, la Fundación GMI Global Vision solo buscaba un capital inicial para comenzar. Después de una serie de luchas para movilizar fondos para el proyecto, no se lograron resultados hasta 2022, cuando participaron en una capacitación sobre recaudación de fondos locales bajo la iniciativa Change the Game Academy, apoyada por Wilde Ganzen.
"Nos encontrábamos en una situación muy difícil, preguntándonos si este proyecto podría ver la luz del día. Movilizar fondos para iniciar el proyecto no ha sido fácil", comentó Samuel Azure, el Director Ejecutivo de la organización.
La capacitación facilitada por el Instituto de la Sociedad Civil de África Occidental (WACSI) en Ghana resultó ser un cambio de juego importante, catapultando el proyecto a la vida. Armados con las habilidades adquiridas en la capacitación, la organización aprovechó técnicas de recaudación de fondos locales para movilizar una cantidad de seis mil setecientos Cedis ghaneses (GHS 6,700 / $ 460 dolares). Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, esta cantidad resultó insuficiente para cubrir incluso los gastos de movilizar al personal de recursos capaz de capacitar a las mujeres en el arte del tejido de cestas. Como resultado, el futuro del proyecto de Tejido de Cestas, una iniciativa tan crucial con el potencial de impactar positivamente la vida de más de 800 mujeres en el pueblo de Amanga, parecía sombrío.
En medio de estos desafíos, surgió un rayo de esperanza. WACSI intervino para proporcionar un apoyo de financiación complementaria de quince mil Cedis ghaneses (GHS 15,000 / $ 1025 dolares) para convertir este noble sueño en realidad bajo la iniciativa Change the Game Academy. Este apoyo financiero, combinado con una cantidad adicional de seis mil setecientos Cedis ghaneses (GHS 6,700 / $ 460 dolares) movilizada localmente por la organización, llevó a sus esfuerzos a la realización, marcando el punto de partida de un progreso significativo en la vida de estas mujeres.
Con una cantidad de veintiún mil setecientos Cedis ghaneses (GHS 21,700 / $ 1460 dolares), la Fundación GMI Global Vision comenzó el proyecto de tejido de cestas en Amanga. El proyecto ofrece formación en la artesanía del tejido de cestas.
Tras la finalización exitosa de la capacitación, los participantes están equipados con habilidades que aplican para tejer cestas, las cuales son luego enviadas a centros de mercado en pueblos cercanos para su venta.
"Comenzó con 25 mujeres como primeras aprendices. Unos meses después, más de 100 mujeres habían completado la capacitación y ya estaban tejiendo para la venta", dijo Azure.
"A través del apoyo de WACSI y sus socios, el resultado positivo de la financiación que recibimos es evidente. Estas mujeres, que de otro modo podrían haber sido porteadoras, han sido empoderadas para ser económicamente independientes", señaló.
Actualmente, la Fundación GMI Global Vision está transformando la vida de más de 100 mujeres en Amanga a través del Proyecto de Tejido de Cestas. Esta iniciativa innovadora ha brindado a estas mujeres la oportunidad de generar ingresos no solo de la agricultura sino también a través de la venta de cestas tejidas a mano. Sirviendo como una fuente de ingresos alternativa para los residentes de Amanga, este proyecto ha tenido un impacto sustancial en la mejora de la calidad de vida de las familias en esta comunidad.
"Al comienzo de nuestra capacitación, luché con las técnicas. Sin embargo, a través de la dedicación y la práctica, ahora puedo tejer de manera independiente", dijo una de las beneficiarias, Awula Frasimi, sonriendo con alegría.
En su nuevo trabajo, Frasimi, una joven madre de poco más de 20 años, vende sus artesanías por doce Cedis ghaneses (GHS 12.00) por cesta. En sus días de mercado afortunados, podría realizar una venta de más de doscientos Cedis ghaneses (GHS 200). Utiliza este dinero para cuidar de su hijo y de la familia.
"Me enorgullece tejer y enviar mis productos a los centros de mercado para su venta. Esto me trae una gran alegría ya que ya no dependo únicamente de la agricultura para mantener a mi familia", añadió.